Escribir chino puede ser un martirio para los occidentales, una
necesidad para los chinos y un arte para cualquiera que tenga tiempo,
paciencia y pulso. Como dice Rafael Alberti, el chino es doblemente
poético pues se puede hacer poesía no solamente con lo que se
escribe sino también con la forma de escribirlo, en este sentido el
árabe también lo es.
En China hay quien escribe en el suelo
de las plazas y paseos, con un gran pincel y agua, va andando y
escribiendo, y la gente va leyendo poesía efímera (tengo una foto
que espero colgar de la web). En muchas ciudades se sientan jóvenes chinos que para
ganarse la via por una módica cantidad (creo que unos 3 euros) te
escriben tu nombre con caracteres chinos.
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